Por: Gustavo Gaitán Thornee
Un entrenamiento para medios es una capacitación para un candidato, vocero o un actor político o social que por la naturaleza de su oficio tiene que ofrecer declaraciones, conceder entrevistas, organizar ruedas de prensa, tomar parte de foros y paneles e inclusive participar en debates. El media training o fogueo periodístico entonces apuesta a corregir fallas o impartir técnicas para que éstos sujetos enfrenten adecuadamente a reporteros y periodistas con la única arma que cuentan: el lenguaje verbal y corporal.
Marshall McLuhan acuñó la frase “El medio es el mensaje”, es decir el poder de un medio influye en la forma en que se perciben los mensajes, por eso hay que entender que el periodismo político se desarrolla de acuerdo al tipo de consumidor que va dirigido, éste puede ser panfletario, sensacionalista, generalista o elitista (especializado) o caer rendido ante la actual anarquía digital donde reina la inmediatez, la sobreinformación y la desinformación al mismo tiempo, siendo proclive a los memes, fake news o deep news. De tal forma que una sesión de media training debe estar en concordancia con el desarrollo del periodismo en cada localidad, de conformidad con las posturas políticas de los líderes de opinión, influencers y los propietarios de los medios. No será lo mismo una entrevista en Semana o Radio Santa Fe que una en Blu Radio o RCN; así se hagan las mismas preguntas y se den las mismas respuestas.
A través de la técnica pregunta-respuesta que generalmente se imparte por medio de un sparring, el sujeto debe dominar nervios, preparar respuestas y aprender a repeler ataques, respetando la máxima de la improvisación “un buen improvisador nunca improvisa”. Definitivamente hay que entrenar, pues las preguntas de los periodistas son tan recurrentes y a veces tan repetitivas, que se convierten en muletillas fácilmente clasificables, de tal manera que para una sesión con sparring se les enseña a los sujetos a enfrentar preguntas negativas, capciosas, metralleta y de la misma forma las técnicas suelen acordes con el duelo: evasión, bloqueos, flanqueo o algunas tan sofisticadas como el sándwich o la escalera.
Aunque pocos, hay entrenadores de muchos tipos, pero generalmente es un campo de trabajo que han engendrado los periodistas, algo que resulta contradictorio, pero cómo es una técnica que aún no toma fuerza en la academia, en el futuro se dará más espacio a los instructores de oratoria, médicos, expertos en PNL e inteligencia emocional y maestros en el manejo de la voz y el lenguaje no verbal. Es vacío permite que muchos candidatos o voceros reciban entrenamientos donde se les enseña a “imitar” al periodista: cómo mirar a la cámara, sonreír y mantener una buena postura física y no en “ganarle” al periodista ubicando el mensaje de su interés.
En nuestro método de oratoria, debate y media training El Candidato Imperfecto que impartimos hace 15 años se cumplen tres fases: la primera es el diagnóstico (que generalmente lo suministra el consultor o estratega) pero si no lo hay, es con el que suele comenzar la sesión. Segundo la ejercitación o corrección de la entonación vocal, los ademanes, el manejo de la expresión facial y corporal. Y el tercero es la fase de estilo, donde se ajustan las ideas centrales del discurso satélite, los mensajes claves, los ataques y argumentos de defensa para entrevistas, declaraciones y sobre todo para debates.
Los jefes de prensa de las organizaciones políticas son personajes claves en el proceso de comunicación, pero muchas veces no sólo en ellos recae la vocería, sino que se convierten en agentes de relaciones públicas con los medios, por lo que es indispensable un plan o estrategia de vocería que debe incluir la selección y entrenamiento de los voceros, que se debe decir y que no se debe decir.
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